Uno de los sistemas de vuelo más sorprendentes de la
naturaleza es el de los murciélagos. Criaturas nocturnas que vuelan de forma
nerviosa en completa oscuridad sin impactar jamás contra ningún obstáculo,
cazando entre las sombras gracias a un sistema de ultrasonidos que ellos mismos
emiten y que, al percibir el eco de las ondas sonoras contra los elementos en
su entorno, 'visualizan' un mapa de lo que tienen alrededor en tiempo real. Son
criaturas fascinantes capaces de 'modelar' de forma instantánea el mapa de su
entorno.
Pero no, no son ciegos. Los murciélagos ven, aunque sea un
poco peor que los humanos. Sin embargo sus ojos esconden algunos secretos que
hacen que, al contrario de lo que se suele creer, su visión no sea ni mucho
menos deficiente: son los únicos mamíferos voladores, pero también los primeros
mamíferos conocidos capaces de 'ver' la luz polarizada del sol y usarla para
orientarse.
En realidad los murciélagos usan cuatro variables para
volar: sus ojos (porque ven), su sónar de ultrasonidos para entornos familiares
conocidos y una brújula y un compás especiales para largas distancias. Porque
una cosa es moverse sin luz entre obstáculos, pero otra orientarse en un viaje
¿Cómo lo hacen?
Para descubrirlo Richard Holland y su equipo de la
Universidad irlandesa de Queen's se dedicaron a hacer la puñeta a un grupo de
murciélagos y a otro de palomas -científicamente hablando- y publicaron sus
hallazgos en Nature communications. De estas aves se sabe que se orientan por
su capacidad sensorial magnética. Dicho de otra forma, tienen una especie de
'brújula' interna que les hace saber, a través del magnetismo de la Tierra,
dónde está el norte.
Para comprobar si los murciélagos funcionaban igual metieron
a ambos grupos en cajas y alteraron la polaridad magnética con imanes, y comprobaron
que efectivamente los murciélagos se desorientaron al principio... pero sólo si
la prueba se hacía de noche. Si el experimento lo hacían antes de la puesta de
Sol los animales acababan reorientando su vuelo.
Así que algo tenía que decir el Sol ahí, no era sólo una
cuestión de magnetismo
Repitieron la prueba con espejos, haciéndoles creer que el
sol se ponía por un punto diferente... pero ignoraron totalmente el estímulo y
salieron volando en la dirección correcta. Así que no era una cuestión de
posición del sol ¿Cómo, entonces, ajustan su brújula al anochecer?
Tras una tercera prueba comprobaron que el sistema es
similar al de las aves: utilizan la variación en la polarización de la luz del
sol durante el ocaso, algo que nuestros ojos humanos son incapaces de percibir.
Se trata de la diferencia de ángulo en el movimiento de las ondas de luz en
relación a la que viajan, según explica el propio Holland en un artículo en The
Conversation
Así que los murciélagos usan sus ojos para ver, un sónar
para modelar su entorno, el magnetismo terrestre para trazar un mapa y las
ondas de luz solar como brújula. No son vampiros, pero tienen poderes casi tan
fascinantes.
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