El sentido de la vista ha sido un elemento indiscutiblemente
retomado en el arte pictórico, la escultura y la literatura a través de los
siglos , enalteciendo el sentido a un grado superlativo; pero también la
perdida de la vista ha sido estigmatisada como un castigo inaceptado
socialmente tanto en el arte antìguo como contemporáneo. El siglo XIX espacio
en el tiempo que fuè cuna en gran medida del romanticismo como movimiento cultural
en el cual el amor y las emociones humanas eran enaltecidas a su máxima
expresión, mostrando en los retratos ictus de dolor y frenesì emocional
exaltado en donde el caracterìstico brillo intenso de los ojos con pupilas
dilatadas por la acción de la adrenalida liberada en ciertas emociones,
denotaba una profundidad de expresionismo misterioso; luego entonces, la mirada
superaba a la palabra.
Un paciente
esquizofrénico como era el no menos brillante Vincent VanGogh tenia una
percepción característicamente distorsionada influenciada por el impresionismo
de la época.
El surrealismo
corriente invadida por un mundo donde los objetos oníricos en los momentos en
que el nacimiento del psicoanálisis y las teorías de condensación y
desplazamiento durante los sueños era plasmada por las “visiones” de artistas
como Picazzo creando obras donde el acto de mirar era deformado de acuerdo a
una realidad poco comprendida por el espectador……y que hay de José Luis Cuevas
con la eterna influencia cubista y de deformidad de los rostros en el arte
contemporáneo sin olvidar el mundo extremo y gigantesco de los gordos de
Botero. Claro con esto podemos diferenciar la mirada fisiológica y fria y la
mirada emocional que a pesar de ser distintas, conviven en una simbiosis vital.
En el Ser Humano la
imagen visual interna o externa invaràblemente va acompañada de una reacción
emocional positiva o negativa.
Otras manifestaciones
artísticas como la música siempre han sido seducidas por el encanto del sentido
de la vista; innumerables obras al respecto han sido creadas en torno a la
belleza del silencioso idioma semiótico de los misterios del acto de mirar.
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